DESTAPAR
Un año más celebramos
“El conjunto del proceso de la producción debe, pues, ajustarse a las necesidades de la persona y a la manera de vida de cada uno, en particular de su vida familiar” (Concilio Vaticano II, Gaudium et spes 67).
Hoy nuestra tarea tiene más sentido que nunca, porque el mundo obrero sigue existiendo, y en conflicto, un conflicto que emana de reducir al trabajador a puro instrumento y en tratarlo como tal.
Nos sentimos cercanos a los gozos y a las esperanzas de las mujeres y de los hombres del Mundo Obrero y de sus familias, especialmente de los que sufren el paro o de aquellos que soportan unas condiciones de trabajo que imposibilitan una vida digna.
Valoramos positivamente que en estos últimos años se haya avanzado en el diálogo social entre Gobierno, empresarios y sindicatos, que se haya creado en nuestro país un mayor número de puestos de trabajo, que haya crecido la tasa de empleo femenino, los pasos que se han ido dando para la igualdad real de hombres y mujeres, las medidas para la integración de mujeres maltratadas y de las personas que sufren discapacidad.
No obstante, observamos con preocupación el crecimiento del paro, el proceso de desaceleración económica, la deslocalización de empresas en nuestro país y la siniestralidad laboral, que a pesar de haber descendido en relación al año 2006, sigue siendo una lacra social que hace que nos preguntemos: ¿puede una sociedad ser la 8ª potencia del mundo y permitir que más de 1.000 de sus ciudadanos encuentren la muerte en su lugar de trabajo cada año?; ¿puede ser considerada una sociedad decente?
La mercantilización del trabajo provoca aspectos muy negativos como: la persecución de la maternidad en el seno de las empresas, que atenta contra el “principio del derecho a la vida”, ya que hay mujeres que queriendo ser madres se sienten acosadas y son despedidas por sus empresarios; la hipocresía existente con el fenómeno de la inmigración, que es considerada en el mejor de los casos solamente en función de la necesidad de mano de obra barata y de que nos resuelven la papeleta de cuidar a nuestros niños pequeños y a nuestros mayores, pero sin considerarlos iguales en derechos con los nacionales; las dificultades de las familias para desarrollar las funciones que tienen que desempeñar por la configuración del mercado de trabajo actual: la necesidad de trabajar los dos miembros de la pareja fuera de casa, la flexibilidad laboral, la movilidad geográfica, etc