¡¡¡FELICIDADES!!!
Una vez más hemos venido a la cita anual que tenemos con el Amor. Es siempre por primavera, cuando la muerte deja de existir y la naturaleza entera lo celebra.
Hemos entrado en la gran semana, la que da sentido a todo nuestro año. Nos disponemos a celebrar
La respuesta del Padre al servicio, a la entrega, a una nueva forma de estar en el mundo, se ha sellado definitivamente y, año tras año, nos disponemos a recordar no sólo unos acontecimientos de hace siglos, sino lo que somos capaces de ofertar: El proyecto de Dios para la humanidad de todos los tiempos. Todo en clave personal (desde la propia vivencia y dedicación) y comunitaria: como Iglesia.
Servicio, dignidad, confianza, sepulcro, cena, oración, unidad, sacerdocio, eucaristía, sangre, juicio, donación, entrega, espera, incertidumbre, miedo… son palabras que siempre salen en esta semana. Amor fraterno, cruz, silencio… vamos creciendo en la plenitud de su significado. Sabemos lo que nos han supuesto todas y cada una de ellas a lo largo de este año una vez más.
Nos juntamos en
Ya nadie puede convencernos de que lo de Dios no puede vivirse. Tenemos razones suficientes para sentirnos confiados. No hablamos de oídas, tenemos la experiencia de nuestra vida como aporte a todo lo que decimos. Damos razón a nuestra esperanza futura porque ya lo estamos palpando.
Las certezas de ahora serán pequeñas con lo que nos espera un día, pero mientras tanto, seguiremos trabajando en este hoy que tenemos, seguiremos en la lucha por un mundo de hermandad, de dignidad y de búsqueda cotidiana en Dios que es el que nos mantiene en la confianza y en la espera.
¡¡¡Felicidades a todos, buena semana y feliz pascua!!!
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