6 de marzo de 2012

30 Aniversario de la Encíclica Laborem exercens: aportaciones y desafíos en tiempos de crisis. Por Antonio Algora.

Nació la Encíclica en tiempos de crisis y, desde su publicación se ha ido haciendo más profunda la fractura social por la continua destrucción de puestos de trabajo entendido, eso sí, como empleo. Han sido años convulsos con los altibajos propios de un sistema socioeconómico inestable. Como recordaba el propio Juan Pablo II1: “Aunque varían las formas históricas con las que se expresa el trabajo humano, ciertamente no cambian sus exigencias permanentes, es decir, el respeto a los derechos inalienables. Por desgracia, existe el riesgo de que se nieguen estos derechos. Es el caso, en particular, del desempleo, que en los países de industrialización más antigua afecta de forma inédita a  grupos significativos de hombres y mujeres: pienso en los que estaban empleados en procesos productivos ahora obsoletos; pienso en los jóvenes y en cuantos viven en áreas menos favorecidas, donde todavía persisten elevados índices de desempleo…”

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