30 Aniversario de la Encíclica Laborem exercens: aportaciones y desafíos en tiempos de crisis. Por Antonio Algora.
Nació
la Encíclica en tiempos de crisis y, desde su publicación se ha ido
haciendo más profunda la fractura social por la continua destrucción de
puestos de trabajo entendido, eso sí, como empleo. Han sido años
convulsos con los altibajos propios de un sistema socioeconómico
inestable. Como recordaba el propio Juan Pablo II1: “Aunque varían las
formas históricas con las que se expresa el trabajo humano, ciertamente
no cambian sus exigencias permanentes, es decir, el respeto a los
derechos inalienables. Por desgracia, existe el riesgo de que se nieguen
estos derechos. Es el caso, en particular, del desempleo, que en los
países de industrialización más antigua afecta de forma inédita a
grupos significativos de hombres y mujeres: pienso en los que estaban
empleados en procesos productivos ahora obsoletos; pienso en los jóvenes
y en cuantos viven en áreas menos favorecidas, donde todavía persisten
elevados índices de desempleo…”
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