11 de mayo de 2007

¿Qué comunidades cristianas queremos?

Hace unos días me he encontrado con este artículo y he decidido ponerlo en el blog por si a alguien le sugiere algo y lo quiere compartir.

Leyéndolo, pensaba una y otra vez en nuestra Iglesia diocesana y en el tema de la corresponsabilidad y de la comunión que llevamos ya unos años trabajando.

Unos y otros nos quejamos constantemente de cómo estamos viendo y viviendo el tema. Y yo me acuerdo de una canción que decía:

"Vamos, que ya ha amanecido,
un camino tenemos que andar.
Si no lo hacemos unidos,
no podremos llegar al final.
Hay muchas cosas qué hacer
y muchas por cambiar.
Luchemos unidos, vivamos la gran ilusión
¡despertad!"

En fin, os dejo con el artículo para ver si algo suscita entre nosotros, alguna conversación, o alguna cosilla en la que podamos juntos debatir en el foro y juntos ver qué tipo de comunidades queremos.



Mejor...¿Que comunidades cristianas quiero?

Imanol Zubero (sociólogo)

Considero imposible pensar esta cuestión sin relacionarla con otra más general: ¿qué comunidades cristianas quiero? Y porque quiero comunidades evangelizadoras, el cura que yo quiero es un cura animador de tales comunidades. Pero, ¿son las nuestras comunidades evangelizadoras? Y si no lo son, ¿no será que tenemos los curas que nos merecemos? Un ejemplo: que los curas dejen de ser los «propietarios de los medios de producción ideológica» (R. Parent) no depende de que los curas cambien, sino de la existencia de laicos capaces de hacer teología. La pregunta, por tanto, es otra: ¿Qué laicado quiero para hacer posible el cura y la Iglesia que quiero?

Para no caer en un círculo vicioso, mi planteamiento quiere ser realista. El que yo quiero es un cura que, a partir de los laicos que existen, sea capaz de animar la emergencia del laico que el mundo y la Iglesia necesitan. Un cura capaz de acompañar la emergencia de las posibilidades transformadoras existentes en nuestras comunidades cristianas. En definitiva, un cura que lidere cuando sea imprescindible, anime cuando sea necesario, acompañe siempre y no bloquee nunca esas posibilidades.

Esto nos sitúa ante un cura que mantenga su condición de laico, que es lo mismo que decir su condición de bautizado; un cura para quien la ordenación sea un acontecimiento del Espíritu y no un «descasamiento». Estoy pensando también un cura (y un obispo...) que no dé por supuestas aptitudes y capacidades por el simple hecho de estar ordenado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A mí también me gustaría que hubiera laicos capaces de hacer teología. Sin embargo no se percibe un interés institucional claro por promover esto, ¿para cuando una facultad de teología a distancia (con estudios de primer nivel)?
Hasta entonces tendremos que seguir haciendo teología desde lo vivido, orando y viviendo a fondo.

Anónimo dijo...

No puedo darte respuesta a lo que preguntas... (jesusa)